Ayer en la obscuridad
mirando la noche callada,
sentí una solitaria lágrima
que recorría mi rostro,
era pequeña
y salada
¡Hola tristeza! le dije
mas en silencio contestó
con otra gota de agua salada,
y sabes? no era tristeza,
eras tú que no estabas…
Gabriel Gamar
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